
Durante siglos, las tribus bereberes del suroeste de Marruecos han recurrido al aceite de argan como componente básico de su dieta y como elemento de la medicina tradicional. A principios de los años noventa, análisis bioquímicos ya confirmaron las valiosas propiedades nutricionales y medicinales de este producto. El argan ('Argania spinosa') es un árbol silvestre, único en el mundo y declarado reserva de la biosfera por la UNESCO en 1999. Es endémico de tierras calcáreas semidesérticas como las del sudoeste de Marruecos y la región argelina de Tindouf.


El aceite de argan se vende en Marruecos como un artículo de lujo y, debido al creciente interés que desde los años 2000-2001 muestran las compañías cosméticas europeas y norteamericanas, su precio ha aumentado considerablemente (una botella de 250 ml puede llegar a costar unos 17 euros).
Existen dos tipos de aceite de argan de uso alimentario: el natural, prensado en frío, y el tipo 'bereber' también prensado en frío pero a partir de semillas tostadas. Esta variante es muy apreciada en la 'nouvelle cuisine' por su exquisito gusto a frutos secos. Es precisamente este sabor, junto a la fineza de su textura lo que hace del aceite de argan un componente esencial de ensaladas y algunos platos y postres típicos de la cocina marroquí.
El 'amlou', mezcla de aceite de argan, miel y almendras, es difícil de conseguir fuera de Marruecos, donde ameniza desayunos y meriendas. Es ideal para untar sobre tostadas o como relleno de crepes. Normalmente se comercializa en recipientes que se han de guardar en un lugar fresco y seco. Una vez abierto, debido a su alta estabilidad no necesita refrigeración para conservarse, a no ser que se den condiciones de calor intenso.
Propiedades Nutritivas:
Los análisis químicos revelan que el aceite de argan tiene una concentración de ácidos grasos muy interesante. Es rico, en un 80%, en ácidos grasos insaturados (frente al 73% que presenta el aceite de oliva), el 43% de los cuales son monoinsaturados. Los ácidos grasos esenciales representan el 36%, especialmente el ácido linoleico. También es un alimento inusualmente rico en tocoferoles, sobre todo de vitamina E, que representa un 69% (porcentaje mayor que en el aceite de oliva, que contiene un 12%).
Indudablemente la presencia de esta vitamina antioxidante explica, en parte, la reputación como protector dermatológico y curativo, y la estabilidad que hace que se enrancie mucho más tarde que el aceite de oliva, sin estropearse. También contiene constituyentes fenólicos cuya combinación resulta única: el escotenol y el espinasterol, un tipo de esteroles poco comunes entre los aceites vegetales.
El aceite de argan se puede utilizar como una herramienta natural para reducir algunos factores de riesgo cardiovascular
El escotenol, por ejemplo, es el esterol que se encuentra en mayor cantidad en un cactus ('Pachycereus schottii') que crece en México y del que se están estudiando sus propiedades antitumorales. A esto se suma la abundancia de sustancias biológicamente activas, fotoquímicos, como los triterpenoides. El tirucalol, el beta-amirin, butiroespermol y el lupeol tienen efecto cicatrizante y desinfectante, además de proteger la piel de los agentes externos y de las radiaciones solares.
Los antioxidantes y los fitoesteroles son sustancias que tienen la propiedad de impedir que parte del colesterol que tomamos a través de los alimentos se absorba en el intestino, lo cual es beneficioso en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Por otro lado, la vitamina E está implicada en evitar la oxidación de las lipoproteínas, transportadores en sangre del colesterol -relacionadas con el desarrollo de enfermedad cardiovascular- y de otras sustancias vinculadas con el desarrollo de ciertos tipos de cáncer.
Se han obtenido evidencias científicas de la actividad hipolipemiante y las propiedades antioxidantes de este aceite. El Laboratoire de Reserche sur les Lipoprotéines, Faculté des Sciencies Ben M'sik de Casablanca ha contribuido estudiando el perfil lipídico y el estatus antioxidante de 20 hombres y 76 mujeres, de los que 62 eran consumidores habituales de este alimento. Los consumidores de aceite de argan virgen mostraron unos niveles de colesterol LDL y lipoperoxidos (sustancias oxidantes) más bajos que los no consumidores, además de un mayor nivel en plasma de antioxidantes.
Como resultado, los responsables de este estudio concluyen que este aceite se puede utilizar como una herramienta natural para reducir algunos factores de riesgo cardiovascular. En investigaciones realizadas con animales, la ingestión de forma habitual (5 ml/kg/día) de aceite de argan durante dos meses por ratas hipertensas, con dislipemias e hiperinsulinemia, restableció los niveles de presión arterial en los roedores e indujo hipocolesterolemia y una disminución de la glucemia.
La acción de los ácidos grasos poliinsaturados juega un papel importante en estos resultados, a la vez que el resto de constituyentes del aceite también realizan una labor activa en la prevención y el tratamiento de los factores de riesgo cardiovascular.
El potencial antidiabético de los frutos del 'Arganis spinosa' no había sido científicamente validado hasta hace poco. Un grupo de investigadores de universidades de Canadá y Marruecos, han demostrado la actividad sintetizadora de insulina de la fracción rica en saponinas del aceite. La conclusión de los expertos es que las sustancias químicas contenidas en el aceite de argan y en sus extractos pueden ser útiles en la prevención de enfermedades crónicas como la diabetes y el cáncer. La actividad analgésica y antiinflamatoria es responsabilidad de las saponinas, que en ratas han actuado según la dosis, de forma similar al ácido acetilsalicílico o al indometacin (antiinflamatorio no esteroideo).